Reseña: Cinder (Crónicas lunares #1)
Luego de la devastadora cuarta guerra mundial, humanos y androides se apiñan en las calles de Nueva Beijing. Una enfermedad mortal está arrasando la población. Y desde el espacio, la reina lunar observa cómo la peste lo va devorando todo, confiada en lograr el control del planeta.
La verdad, hay que admitir que la sinopsis al principio suena un poco rara, ¿no? ¿Androides? ¿Reina lunar? Pero, a pesar de que pueda parecer que la historia es pura ciencia ficción, esto no es así.
En una Tierra futurista (y, por fin, no contada desde el "nuevo Estados Unidos", sino desde la región asiática, o lo que queda de ella), nos encontramos con que las cosas son bastante diferentes de lo que conocemos en nuestro presente.
Es muy común encontrarse con cyborgs (personas con partes robóticas, en su mayoría debido a accidentes que les provocaron daños irrecuperables), pero eso no significa que a los humanos les parezca algo totalmente normal. Parece que el racismo es algo que va desapareciendo de a poquito en nuestros días, pero esta historia nos demuestra cómo el ser humano siempre se las arregla para encontrar algo/alguien a quién discriminar.
Cinder es una excelente mecánica, y también una cyborg.
No recuerda nada de su pasado, cómo fue que terminó así, o por qué la adoptó esa mujer tan espantosa llamada Adri. En realidad, la adoptó su esposo, pero falleció tiempo atrás y quedó al cuidado de una persona que no tenía intención alguna, aparentemente, de tener una cyborg bajo su tutela. Es más, no deja de recordárselo.
Al estilo Cenicienta, nos encontramos con que Cinder tiene dos hermanastras, solo que una de ellas (Peony) sí la quiere y la respeta. La otra (Pearl), en cambio, es digna de una hermanastra de cuento de hadas: la desprecia por el solo hecho de ser diferente.
Debido a lo que todos llaman "la peste", el planeta Tierra se está viendo diezmado: una vez que los síntomas aparecen, todos saben que la muerte es segura. Lo peor: es tan contagioso que los infectados son confinados a una cuarentena en una triste y desesperante soledad.
Como no parece haber ni una sola pista de lo que causa esta peste, o cuál es su cura, comienzan a hacerse experimentos con cyborgs que se "ofrezcan voluntariamente", a cambio de lo cual se indemniza a las pobres familias que sacrifican a su ser querido. Claro, la mayoría no tienen nada de voluntarios y saben cuál será su final, pero no tienen opción. Es así como Cinder termina en los laboratorios, y cosas extrañas comienzan a suceder.
Con mucho misterio y avidez, Marissa Meyer nos va internando en este nuevo mundo, contando con tal detalle las situaciones y los lugares, que podemos sentirnos parte de la historia: es como si pudiéramos trasladarnos y ver lo que nos está contando.
Si bien creo que un aspecto de la historia era predecible por cómo se fue llevando, debo decir que no es para nada desalentador. El hecho de suponer (y, de ser el caso, acertar) lo que va a suceder, no lo hace menos interesante, misterioso y... ¡desesperante!
Además, tiene el toque justo de magia y romance, ¡así que no pueden perderse esta lectura tan recomendable!
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