La joya, de Emy Ewing.
En La Joya, vive la realeza, en El Pantano, la clase más pobre. Un extraño vínculo une a estos dos puntos de la sociedad: la realeza no es lo suficientemente fuerte para poder engendrar a sus propios hijos, para esto necesitan una sustituta. Y, por alguna razón, las sustitutas -jóvenes con ciertos poderes mágicos- solo nacen en El Pantano. Cuando alguna niña demuestra haber nacido sustituta, es aislada de su familia y entrenada durante años en un centro de reclusión, en donde la preparan para, eventualmente, ser vendida a la realeza.
Violet es una sustituta y nunca se sintió a gusto con su destino. Todo empeora cuando descubre que es comprada para experimentar con ella y su cuerpo, con fines políticos. Es que la sociedad de La Joya es una falsa, turbia, llena de traiciones y dobles caras. Y nadie, incluyendo Violet, cree tener el poder para terminar con ello.
Este libro me sorprendió para bien, dado que lo prejuzgué erróneamente. Como a tantos otros, su premisa y portada me llevaron a pensar en La selección, de Keira Cass, historia a la que -les juro- no se parece en nada.
Es una lectura muy original y ADICTIVA, mega dinámica y que te tiene al borde del asiento el libro entero. Aunque las distopías son un género que ya está bastante gastado, esta se las ingenia para resultar fresca y original, utilizando elementos que ya han sido explotados hasta el cansancio y dándoles un giro de tuerca y una lavada de cara. Es muy entretenido, ganchero y, aunque te deja caminando por las paredes con un imperdonable y desesperante final abierto, vale 100% la pena. Ideal para maratonear la trilogía entera.